Christopher Ross, el mediador onuvense para el Sáhara Occidental, ha retomado su baston de peregrino para tratar de sacar del punto muerto un viejo conflicto regional, convertido en una una reliquia de la Guerra Fría. Christopher Ross comenzó su gira diplomática el 14 de octubre en Washington. Continuó con una escala en Madrid el 4 de noviembre, seguido por un viaje a París cuatro días después. Y en cada escala, el enviado de la ONU escucha las mismas palabras en el compromiso de «continuar las negociaciones y el proceso político», en la actualidad entre Marruecos por un lado y el Frente Polisario apoyado por Argelia por otro. Francia acogió con satisfacción la perseverancia de Christopher Ross para convencer a los protagonistas para lograr «una solucion política realista, justa y una paz duradera» a la cuestión del Sáhara Occidental. Tomando nota de que la persistencia de la situación actual solo impide «la construcción de un Magreb integrado y próspero», Paris ha dicho, «apoyar la continuación de las negociaciones y conversaciones informales bajo los auspicios de la ONU, que sólo puede contribuir a unos avances sustanciales en el proceso político. » Madrid, por su parte, apoya los esfuerzos de las Naciones Unidas, así como Washington.
Este consenso es, de hecho, adosado a la posición del Consejo de Seguridad. Este último describió la propuesta marroquí de autonomía para el Sáhara Occidental de báse «seria y creíble» de las negociaciones para la solución de un conflicto que ha durado demasiado tiempo. El problema está en la posición de Argelia por Polisario interpuesto. Ambos insisten en la afirmación de la independencia de un vasto territorio desértico y poco poblado que ninguna gran capital importante en el mundo puede concebir. Especialmente cuando la region se ha convertido en un caldo de cultivo para los yihadistas de AQMI y de los traficantes que pululan en el desierto del Sahel y el África subsahariana. El reciente secuestro de dos humanitarios españoles y su colega italiana, dentro del cuartel general del Frente Polisario en pleno territorio Argelino, es un amargo ejemplo.