La direccion del Polisario se ha visto seriamente debilitada en las últimas cuatro semanas por una ola de protestas sin precedentes, dirigidas por cientos de jóvenes saharauis. La mayor manifestación tuvo lugar el 5 y 6 de marzo ante el cuartel general de la dirección del Polisario en Rabouni.
Inspirados por los levantamientos populares que precipitaron la caída de los regímenes dictatoriales en Túnez y El Cairo, los jovenes saharauis de los campamentos de Tinduf, han decidió a su vez exigir cuentas a sus líderes.
Reclaman juicio para los torturadores y líderes corruptos, una mayor democracia y libertad de expresión y movimiento. Un grupo de jóvenes contestatarios que se han atribuidodo el nombre de «movimiento del 5 de marzo», requiere también la caída de la vieja guardia corrupta del Polisario, empezando por su líder Mohamed Abdelaziz, Ibrahim Ghali, Mohamed Lamine y Ould Bouhali.
Los jóvenes rebeldes creen que estos ultimos se han enriquecido a costa de la población saharaui mediante la desviación de la ayuda humanitaria internacional. Los productos alimenticios, medicamentos y ropa, dicen, son revendidos en el mercado negro de Argelia y Mauritania y el dinero así recaudado se transfiere a las cuentas bancarias en el extranjero con la complicidad de los generales argelinos.
Según fuentes fedidignas en los campamentos de Tinduf, ni la intervención por la fuerza de las milicias armadas del Polisario, ni los controles creados por el ejército argelino llamados en refuerzo, no han podido contra la fuerte movilización de la juventud. Los rebeldes saharauis respaldados por el movimiento desidente del Frente Polisario «Khatt Achahid» exigen la salida de los viejos líderes «corruptos y desleales» que están a la cabeza del Frente Polisario desde hace más de 36 años, y su traducción a la justicia. Los manifestantes insisten en que deben devolver todos los fondos robados que fueron destinados a la población saharaui necesitada.
A pesar de la detención y el encarcelamiento de muchos de los manifestantes y todas las formas de intimidación al que han expuesto a los jóvenes saharauis, el «movimiento del 5 de marzo» en Tinduf ha asegurado de que esto es sólo el comienzo de un desafío que sólo terminara con la realización de todas las demandas de la población saharaui en los campamentos de Tinduf.