Argelia que ha sentido su participación directa en el conflicto del Sáhara Occidental no ser un secreto, decidió pasar el relevo a celebres gabinetes de lobbying.
Después de haber ganado el gran lote ganando la confianza de las autoridades de Argel, la famosa Fundación Robert Kennedy (RKF) se ha convertido rápidamente en el más poderoso grupo de presión al servicio del Polisario,que defiende con uñas y dientes en los centros de decisiones de América y en los bastidores de la ONU en Nueva York.
La tarea de la RKF se vio facilitada por los recientes nombramientos en la administración de Estados Unidos de personalidades teniendo más afinidad con ella, como el nuevo jefe de la diplomacia de EE.UU., John Kerry, Susan Rice, que fue nombrada como asesora de Seguridad Nacional (NSC) y Samantha Power, que la sustituye en el cargo de embajadora de EE.UU. ante la ONU.
La fundación Robert Kennedy ha sabido poner en provecho esas personalidades y otros miembros influyentes del Congreso americano para cumplir su agenda, que es mantener las posiciones del Polisario sobre el tablero político y diplomático internacional.
El celo de la Fundación no se detiene en esta etapa de lobbying. Su presidenta, Kerry Kennedy, que ha hecho del dossier del Sahara un lucrativo fondo de comercio, se había trasladado en persona a los confines del Sahara Occidental para respaldar los separatistas del interior dentro y a su cabeza la activista Aminatu Haider contra el que el Polisario y los medios de comunicación y los dirigentes argelinos, llaman «las fuerzas de ocupación marroquíes».
Ahora, la dirigente de la RKF está a punto de dar un paso más en su guerra declarada.