Los gobernantes de Argel ya no ocultan su hostilidad hacia el vecino Marruecos, mientras que en el pasado estaban clamaban en público la neutralidad en el conflicto del Sáhara Occidental.
Recientemente, los dirigentes argelinos se distinguen por su presencia en todos los frentes, librando abiertamente una batalla diplomática frenética a Marruecos y defienden a cuerpo y el alma las tésis separatista del Frente Polisario.
El movimiento independentista saharaui que se instaló en el territorio argelino está gentilmente mansamente por petrodólares argelinos para llevar de su lado, su campaña hostil contra Marruecos.
Después de haber recibido sólo migajas en la ONU y la Unión Europea, a favor de su vieja y anticuada revendicaión del referéndum de autodeterminación, los diplomáticos celosos de Argelia tuviéron que cambiar el rifle de su hombro yendo cazar sobre el terreno de fácil acceso de la Unión Africana y sus órganos, con predominio de Argelia y sus fieles aliados como Sudáfrica y Nigeria, donde sus gobiernos reconocen públicamente la proliferación generalizada de corrupción.
Por otra parte, en su edición del pasado sábado, el diario qatarí «Al-Arab», ha criticado abiertamente la forma en que la Unión Africana (UA) gestiona el conflicto de la cuestión del Sahara marroquí. En un artículo titulado «Sahara marroquí: la metedura de pata de la Unión Africana», el periodista sudanés Adel Ibrahim Hamad subrayó que la UA, el heredero de la desaparecida Organización de la Unión Africana que había injustamente reconocido la fantasmal república saharaui «RASD», se niega a «reconocer a la República de Somalilandia para no allanar el camino a los pequeños estados,» al mismo tiempo abandona a la misma lógica «, con fácil acceso a las denuncias lamentables para justificar el reconocimiento de la pseudo-RASD» .
Peor aún, el Parlamento africano dominado por Argelia, llamó el sábado, al cierre de las embajadas marroquíés en África. Bajo la presión de los gobernadores de Argel y sus aliados, la Asamblea Consultiva de la UA, instlada además en Midrand, Sudáfrica, incó aun más el dedo en la llaga, atacando no sólo a las embajadas del Reino, sino también con sus participaciones en las competiciones africanas y sobre todo sus grandes inversiones en el África francófona, inversiones que ponen incómodos el régimen argelino.
Pero Marruecos, siendo muy fuerte de la legitimidad de su causa, prefirió jugar en la corte de los grandes, entre otros, en las Naciones Unidas que nunca ha reconocido ni el Polisario, bebé probeta del régimen argelino, ni su fantasiosa República Saharaui.