Las últimas confesiones del jefe del Polisario, Mohamed Abdelaziz poco antes de su muerte el 31 de mayo en una clínica en Rochester, Estados Unidos, ha llamado la atención de los saharauis marroquíés secuestrados en los campamentos de Tinduf en Argelia.
Los habitantes de Tinduf han obviamente bien captado el mensaje cifrado de su jefe que ha confesado a sus médicos y sus compañeros, que «un sentimiento de culpa» lo roia por las tragedias innecesarias causadas por el conflicto del Sáhara que el régimen argelino ha creado a partir de cero. De acuerdo con dos medios de comunicación americanos y otro español, Mohamed Abdelaziz confesó «que sus creencias se habían quedado obsoletas, en función de la evolucion del conflicto regional (…) y que se siente culpable de estar implicado en este conflicto y que lamenta su alianza con Argelia».
Inspirado por estas confesiones, voces cada vez mas numerosas en los campamentos de Tinduf se alzan pidiéndo a los dirigentes civiles y militares de Argel de abstenerse de imponer a los habitantes de Tinduf, un sucesor a la cabeza del Polisario y de dejarles la libertad de elegir ellos mismos quién debe gobernar su destino.
Después de haber visto imponerse por más de 40 años, la misma dirección y un jefe inamovible y después de ver reprimir todas las voces discrepantes, los habitantes de los campamentos de Tinduf están convencidos de que ha llegado el momento para que el régimen argelino y su ejército levanten la mano sobre su futuro y dejarles elegir su destino. Estos manifestantes expresan abiertamente su rechazo de permanecer confinados en el árido desierto bajo la tutela de Argelia, mientras que el Polisario sigue rechazando sistemáticamente cualquier oferta de acuerdo que no es apropiada para las ambiciones hegemónicas de Argelia.
La poblaciónes de los campamentos están cansadas de tender la mano a la comunidad internacional para alimentarse y sobrevivir y ya no creen en las promesas de los dirigentes del Polisario, después de haber vivido cuarenta largos años en la miseria absoluta y la inseguridad. Los saharauis de Tinduf están ahora más que nunca decepcionados por el fracaso de su liderazgo de encontrar una solución adecuada al conflicto del Sáhara Occidental para poner fin a su sufrimiento.
Las sospechas, revelan las mismas voces, giran cada vez más acerca de algunos dirigentes del Polisario que persisten de seguir a Argelia en sus ambiciones hegemónicas y rechazan el plan de autonomía que Marruecos ofrece desde hace casi diez años, mientras que esta propuesta podría constituir la base de una solución en la que no habrá vencedores ni vencidos.