Los soldados del ejército argelino cometieron una nueva brutalidad abatiendo con sus armas, un saharaui que se habia perdido en coche en las proximidades de los campamentos de Tinduf.
El 18 de marzo, Kari Mohamed Ali El Ouali, se aventuró a salir de uno de los campamentos de Tinduf apodado «el campamento El Aaiún» para ir a dar un paseo en coche, con su amigo Ahmed Lebouiya, pero un poco más lejos, fueron tomados por blanco por los disparos de los soldados del ejército argelino que se encontraban en lugar de la escena.
Los campamentos de Tinduf son sometidos desde su ubicación en el suroeste de Argelia a mediados de los años 70, a un bloqueo militar. Ningún residente puede salir de los campamentos sin permiso de las milicias armadas del Polisario o del ejército argelino.
Los soldados argelinos usaron sus armas de fuego sin la más mínima ráfaga de advertencia, hiriendo a los dos saharauis, incluido el conductor del vehículo que resultó herido de gravedad.
Trasladado al hospital militar en Tinduf, Ali El Ouali sucumbió a sus heridas el 24 de marzo, mientras que su compañero todavía se mantiene en observación y arriesga no salir vivo de sus lesiones.
Este no es un caso aislado, ya que en enero de 2014, dos jóvenes saharauis, Mohamed Alyine Bih y Khadri Hamadha Khandoud fueron fríamente abatidos por las balas del ejército argelino cerca de la frontera con Mauritania.
«Es un crimen y haremos todo lo posible para que Argelia rinda cuenta de este acto despreciable», dijo el sitio marroquí le360.ma, el presidente de la Asociación Saharaui para la Defensa de los Derechos Humanos (ASAVEDH) ramdane Messaoud que confirma que este no es un caso aislado.
Recordamos, esta ONG ha presentado demandas en los tribunales españoles contra el jefe del Polisario, Brahim Ghali por crímenes contra la humanidad y otros delitos graves contra los habitantes de los campamentos de Tinduf.
Sin embargo, como ocurre con los casos anteriores, no se espera una respuesta por parte del Polisario, cuyos dirigentes se quedaran con la boca cosida para no atraer la ira de sus mentores argelinos que los tienen cogidos con correa.