El jefe del Polisario, Brahim Ghali y Mohamed Lamine Bouhali se libran en un ajuste de cuentas apenas velado en los campamentos de Tinduf, desde que este último fuera expulsado en junio de 2016, del cargo de «ministro de defensa».
Para tomar su venganza tras su cese, Bouhali que se niega siempre de haber sido obligado a cambiar su posición de «ministro de defensa» contra la simbólica de «ministro de la Construcción y el reasentamiento de los territorios liberados,» intenta éstos últimos tiempos, con el apoyo de su poderosa tribu de Rguibat, montar la población del campamento contra Brahim Ghali y su equipo.
Las agitaciones de Bouhali que los servicios secretos argelinos mantienen al ojo, hacen temer al jefe del Polisario un levantamiento popular en los campamentos lo que solo complicaría la delicada situación que atraviesa su dirección, siendo desafiada por la reciente ofensiva diplomática marroquí en África y en la ONU.
Este martes 2 de mayo, informa un sitio bien informado en Marruecos, el Polisario declaró un toque de queda a la espera de una sentada programada para el día del miércoles, 3 de mayo ante el cuartel general del Frente en Rabuni. Los organizadores de la sentada tienen la intención de protestar contra la decisión de «humillante» del Polisario de batirse en retirada de Gueguerat retirando, sin contrapartida, sus milicianos en la zona de amortiguamiento.
Por lo tanto, los habitantes en los campamentos de Tinduf han sido pues prohibidos de circular desde las 19 horas y los controles se han reforzado en los controles erigidos en cada acceso a los campamentos que fueron completamente rodeados.
A través de estas medidas excepcionales, la dirección del Polisario pretende evitar cualquier desbordamiento y evitar fugas de los saharauis descontentos a Mauritania.
Por temor de ver impuestas medidas restrictivas por parte del Consejo de Seguridad de la ONU, cabe recordar, el Polisario se apresuró a retirar el viernes pasado antes de la votación de la resolución en 2351, sus elementos armados de la zona de amortiguamiento de Guerguerat desde donde se habían establecido desde mediados de agosto de 2016, un «punto de control» con un búnker improvisado construido con piedras, interrumpiendo el tráfico por carretera entre Marruecos y Mauritania.