El Polisario está catalogada como un movimiento terrorista por la muy seria Agencia de Inteligencia japonesa.
En su último informe sobre el terrorismo en el mundo, titulado «Kokusai Terrorismu Youran 2014», se especifica que los campamentos de Tinduf erigidos en el desierto argelino, es un «lugar de frecuentes secuestros» y por lo tanto entra en la categoría de «zona de peligro».
En su informe anterior, la agencia japónesa ya había dado la voz de alarma al revelar las conexiones entre el Polisario con Al-Qaeda en la Península Arábica (AQPA), así como Al-Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) y otros grupos terroristas que operan en la franja del Sahel, especialmente en el norte de Malí.
«AQMI tiene alianzas con AQPA y el Frente Polisario en Argelia», dice la agencia japonesa que recuerda a este respecto, la frecuencia de los secuestros de turistas extranjeros en el desierto del Sahara y el intercambio de rehenes contra grandes rescates a cambio.
En su informe de 2011, la agencia de inteligencia japonésa había clasificado el Polisario en la categoría de los movimientos terroristas.
Esto también se debe al aumento de las amenazas terroristas en el mundo que la agencia ha decidido seguir publicando cada año un informe sobre el terrorismo.
La dicha agencia de inteligencia para la seguridad pública, se encuentra bajo la supervisión del Ministerio de Justicia organismo gubernamental japonés. Es responsable de la seguridad nacional, tanto dentro como fuera del territorio japonés.
Los servicios de seguridad japoneses no son ni los primeros ni los últimos en señalar con el dedo al Frente Polisario por sus tratos secretos con el terrorismo. Muchos centros de análisis y de reflexion bien conocidos en todo el mundo (think tank), han revelado muchas veces, las conexiones del Polisario con las temibles redes terroristas.
Para escapar del desempleo y de la pobreza en los campamentos de Tinduf, muchos jóvenes desesperados o militares maltratados en las milicias del Polisario se unen regularmente a las filas de las redes terroristas. Una vez contratados, los nuevos reclutas están bien pagados, sobre todo si logran un secuestro rápido de los ciudadanos occidentales.
Así nació la primera relación entre el Polisario y AQMI y otros grupos terroristas en el Sahel.