Jamaica ha decidido retirar su reconocimiento a la seudo república saharaui «RASD», infligiendo otro golpe a los torturadores del Frente Polisario, que obligan durante más de cuatro décadas, a miles de saharauis a vivir en condiciones inhumanas en los campamentos de fortuna instalados en Tinduf, Argelia.
En un documento oficial del Ministerio de Asuntos Exteriores y Comercio Exterior, de 14 de septiembre de 2016, Jamaica declara que ha «decidido retirar su reconocimiento a la» RASD «autoproclamada por el Polisario».
En este documento entregado al ministro delegado marroquí Nasser Bourita de Asuntos Exteriores y de Cooperación, de visita en el país caribeño, «Jamaica expresa su sincera esperanza de que su posición de neutralidad y su continuo apoyo al proceso en curso de las Naciones Unidas enviar un mensaje fuerte que se valera ante la comunidad internacional en sus esfuerzos por lograr una solución justa y pacífica a esta prolongada controversia regional».
Jamaica llega a unirse a más de treinta países que han retirado desde el año 2000, el reconocimiento a la quimérica república, después de haberse sido engañada largo tiempo por la propaganda del Polisario y el régimen argelino en detrimento del futuro y el destino de miles de saharauis secuestrados en contra de su voluntad, para propósitos hegemónicos y de liderazgo.
Con esta decisión, Jamaica hizo lo mismo que Surinam y Zambia, que en el curso de este año, también habían cambiado su posición para con la «RASD» y la tésis separatista del Polisario.
Recordamos, poco después del anuncio en julio por parte de Marruecos de su compromiso de reintegrar la Unión Africana (UA), 28 Estados miembros de la organización panafricana han enviado a su presidencia, una petición en la que se apoya el regreso del Reino dentro de su familia y exigir la expulsión en un futuro próximo, de la «RASD» de la UA.
Al dejar de apoyar a los separatistas del Polisario, los Estados que hayan tomado dicha decisión contribuyen en gran medida a poner fin al sufrimiento, las atrocidades y torturas que sufren todos los días, miles de saharauis inocentes que sólo pueden soñar con el día en que finalmente puedan unirse con sus padres y familia viviendo en paz en las provincias del sur de Marruecos.